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miércoles, 9 de octubre de 2013

Mi encuentro con Antonie D´Agata

 
Eran casi las dos de la mañana, no dejaba de pensar en el encuentro que una noche antes había tenido con Antonie D´Agata.
Afuera alcanzaba a escuchar la música de la fiesta que se celebraba en el Colegio de las Vizcaínas.  A mi lado dormía una de mis pequeñas modelos, mi sobrina. Deseaba hacer una sesión fotográfica con ella, pero  en mi cabeza circulaban las imágenes que quería realizar junto con los comentarios que me había hecho Antonie respecto a mi último  trabajo. No podía dormir.
Habían pasado algunos  años después de que nos conocimos. En esa ocasión participe en su taller que dio por el año 2004 en el Centro de la Imagen,  yo estaba realizando dos de mis primeros proyectos fotográficos: A vuestras  mercedes  y Diario.
De vez en cuando nos escribíamos vía correo electrónico, con el tiempo  le fui perdiendo la pista y en los últimos años ya no sabía  nada de él.
Al final de su conferencia realizada la semana pasada,  fui a saludarlo, tenía  un poco de temor de que no se acordará de mí. Fue una sorpresa que no me haya  reconocido, cuando le dije mi nombre, se asusto, dio un paso para atrás y después me abrazo efusivamente.
Quedamos de vernos e intercambiamos números de teléfono.  Nos vimos el día siguiente en su hotel.
Lleve mi computadora con   todo mi trabajo digitalizado  y algunas impresiones, él quería ver todo lo que había hecho en estos años.
Con su cálida voz  y sus comentarios certeros me confrontó.  Me hizo ver quien estaba detrás de las imágenes.
 -¿Por que relacionar fotografías tipo siglo XIX y la violencia?- me preguntó
Mi respuesta fue la más incoherente que he dado –porque me gusta-
-Eso no es suficiente- expresó
Entonces me quede pensando por un par de minutos, había olvidado el por qué mi atracción ante esas imágenes.
-En esa época crearon un imaginario visual, algo que no existía, las poses, la ropa, los fondos, la autorrepersentación; era como debían verse y fotografiarse- le dije.
A lo cual me respondió-estás creando un imaginario visual inspirado por la violencia-
Me quede asombrada, no lo había reflexionado de esa manera, mis imágenes  me obsesionan al igual que los temas, creía que entre más complejo fuera mi proceso sería mejor. Es así como he estado operando, pero al final algo no  sincronizaba.
Me dijo que mi proceso creativo era vertical, pero debería ser horizontal, recordé a la poeta Silvia Plath, todo fluye de manera vertical, pero dejo de mirar mi horizontalidad.

Me sugirió que fuera más sencilla  en la elaboración de las puestas en escena.  Y me dije: esta soy yo, quien arma maquetas, compra juguetes antiguos  y juntar fotos raras y de miedo. La que no deja de mirar la nota roja y estremecerse con las noticias violentas.
Esa eres tú, expresó. Al despedirme me regaló unos chocolates, nos volveremos a ver el año que entra.

Esa noche resolví una imagen que llevaba mucho tiempo trabajando, fue más sencillo y sin dejar de hacer lo que me gusta.